Pocas cosas hieren tanto,
tan dañinamente
como los siniestros silencios de la opresión.
Son gritos que nadie oye,
ojos temerosos de ver,
voluntades quebradas.
Un delicado equilibrio entre quien condena
y quien decide saborear,
aguardar con paciencia,
los sutilmente brutales golpes recibidos.
Aguantar hasta que lleguen tiempos mejores,
la maldita filosofía del "si ha de ser, será"

No comments:
Post a Comment